Saber si el paciente tiene fiebre, medir el ritmo cardiaco o controlar los niveles de glucosa en la sangre. Observar un electrocardiograma en tiempo real o conocer los niveles de estrés del paciente. Y todo desde el teléfono móvil que el médico guarda en su bolsillo. Los smartphones comienzan a tener un importancia creciente en el terreno de la medicina y la salud.
Se calcula que existen 6.000 aplicaciones médicas, tanto para uso profesional como para pacientes, y los datos indican que en 2015, 330 millones de personas harán uso de aplicaciones médicas.
En España el 72% de los profesionales de la medicina es usuario de teléfonos conectados y el 82% lo utiliza a diario con fines profesionales. En ese campo el país ya se ha lanzado al desarrollo de aplicaciones de diagnóstico como por ejemplo Dermomap, una app creada por el prestigioso equipo médico del Dr. Pedro Jaén para la ayuda del diagnóstico de enfermedades de piel. Al otro lado, en el de los pacientes, las posibilidades y las utilidades son muchas.
Todavía fuera de las tiendas pero ya en fase de comercialización, el primer smartphone especializado en salud se presentaba hace unos días. Creado por una empresa suiza, LifeWatch es un teléfono que analiza y registra la salud y el bienestar del usuario. Para ello mide la temperatura corporal, el ritmo cardiaco, la grasa corporal, el estrés, genera electrocardiogramas y mide el azúcar o la presión sanguínea. Algo más rápido ha ido Samsung que pone a la disposición de los usuarios de su flamante Galaxy III la app de control de hábitos de vida S Health, un paso más en el avance de las aplicaciones de análisis y control de valores básicos de bienestar.
Los datos que analizan estas apps, como la sangre o el ritmo cardiaco, se recogen con dispositivos vinculados al móvil como este tensiómetro o este analizador de glucosa en sangre. Gracias a avances como estos y a aplicaciones como Glooko, los diabéticos han encontrado en las apps una verdadera herramienta para mejorar su calidad de vida. Lo mismo sucederá pronto con los enfermos de asma que ya cuentan con un dispositivo para mandar información del inhalador tradicional a su movil. Otro ejemplo de la mejora en el día a día de la vida de los enfermos, en este caso más graves, es Pain Squad, una app creada por el Hospital Sick Children en Toronto que a través del juego ayuda a la investigación en la reducción del dolor de los niños con cáncer.
Evitar enfermedades de una fuerte mortalidad es otra de las ramas de la investigación con aplicaciones. Un equipo formado por expertos de Harvard y de otras universidades norteamericanas ha desarrollado LifeLens, un proyecto con el que identificar la Malaria a través del móvil reduciendo costes en material y margen de error.
En total se calcula que las aplicaciones de medicina crecerán un 800% en el próximo año y que moverán un volumen de negocio de alrededor de los 17.000 millones de dólares. Cifras que impresionan y una nueva tecnología que tiene mucho que aportar en el campo de la medicina y la salud.
Fuente: El Confidencial