La American Society of Clinical Oncology celebró su congreso 2011 en la ciudad de Chicago. En él se analizó una nueva opción terapéutica denominada ipilimumab en el tratamiento del melanoma metastático, por lo general poco sensible a la quimioterapia y la radiación.
El estado actual de investigación en inmunoterapia y como la aprobación de nuevos agentes afectarán las futuras opciones de tratamiento fueron discutidas en la sesión “La inmunoterapia para el melanoma avanzado y de alto riesgo: Lecciones aprendidas y orientaciones futuras. El Presidente de la Sesión, Dr. John Kirkwood, de la Universidad de Pittsburgh, expresó que hay un gran entusiasmo entre los médicos y la esperanza que significa para muchos pacientes el uso de la inmunoterapia por primera vez en el melanoma y seguramente en otros tumores sólidos”.
A diferencia de la quimioterapia tradicional, el objetivo de la inmunoterapia es de reprogramar el sistema inmune a reconocer y rechazar las células cancerígenas. El melanoma es un cáncer altamente inmunogénico y si bien hay algunos casos de regresión espontánea, lo que se ha determinado en la última década es que los cánceres de melanoma y otros pueden evadir el reconocimiento inmune a través de una variedad de vías de inmunosupresores y justamente la inmunoterapia busca reactivar el sistema inmune para superar estos mecanismos de resistencia. La inmunoterapia puede llevar a la regresión de la enfermedad aun en los estadios más avanzados.
La limitación de la inmunoterapia ha sido el número relativamente pequeño de pacientes que alcanzan un beneficio clínico después del tratamiento (el ipilimumab tiene una baja tasa de respuesta como monoterapia de aproximadamente el 12%).
Los estudios de laboratorio muestran que la combinación de medicamentos tienen un efecto sinérgico y seguramente la inmunoterapia y la forma en que se complemente con otras formas de tratamiento hará que se logre un enfoque terapéutico multifacético de la enfermedad.
La farmacogenética ya está siendo explorada en oncología para determinar los genes de un paciente y cómo las drogas que se utilizan en el tratamiento se metabolizan y la forma en que, a su vez, afectan a la seguridad y eficacia. Dado el papel que la genética juega en el sistema inmunológico de un paciente, este efecto es probable que sea aún más pronunciado en los agentes inmunomoduladores. El desarrollo de un biomarcador es un aspecto importante en la optimización del tratamiento, ya que se puede determinar si un paciente va a responder a la inmunoterapia y en caso afirmativo, a qué agente.
Ipilimumab es el primero de su clase y se encuentran otros anticuerpos en desarrollo que modulan la respuesta inmune que pueden no ser tan tóxicos y en los estudios de fase I y II parecen tener una mayor tasa de efectos antitumorales. Sin embargo, ipilimumab representa un gran avance ya que tiene la capacidad de restablecer el equilibrio del sistema inmune, y al hacerlo, puede causar el rechazo de tumores de gran tamaño. La aprobación del medicamento por las autoridades sanitarias podría acelerar el crecimiento de la inmunoterapia.
