En el Congreso Anual de la Sociedad Respiratoria Europea (ERS), en septiembre del año 2013, en la ciudad de Barcelona, España, se trató el tema: ¿Pueden los anticolinérgicos reducir el gap en el manejo del asma?
El control del asma es muy importante para el paciente.
Según las recomendaciones GINA, entre otras, éste es el principal objetivo del tratamiento para reducir riesgos futuros, ya que el asma mal controlada se asocia con: i) aumento del riesgo de exacerbaciones y mayor uso de esteroides orales; ii) reducción de la calidad de vida; iii) restricciones en el estilo de vida; iv) mayor tasa de ausencias al trabajo y/o a la escuela; v) mayores costes en salud; vi) mayor disminución en la función pulmonar a lo largo del tiempo; vii) una menor actividad física diaria; viii) aumento del riesgo de obesidad; ix) menor tolerancia al ejercicio; x) mayor riesgo de ansiedad y depresión. (O´Byrne, Chest 2013; 143:511-23).
¿Qué sucede en la realidad?
Lo primero que hay que considerar es conocer cuál de las herramientas disponibles en la actualidad se puede utilizar para valorar si se llega a controlar el asma. En un estudio ya publicado (Carroll, Eur Respir Rev 2012; 39: 90-96) se observó que cuando se estudiaba el control del asma por medio del cuestionario c-ACT de entrevistas telefónicas, se consiguió una tasa de control inadecuado de la enfermedad del 40%, pero si se aplicaban los criterios GINA la tasa ascendía al 80%, e incluso al 90% si se utilizaban los criterios de la Sociedad Británica de Tórax.
En otro estudio (Leuppi, Curr Med Res Opin 2006), el 43% de los médicos informó que el asma estaba bien controlada en sus pacientes pero cuando se utilizó un criterio menos subjetivo, como por ejemplo, el cuestionario ACQ, sólo el 21% de los pacientes mostró un adecuado control de la enfermedad.
Aunque el nivel del control del asma en diferentes estudios estuvo fuertemente influenciado por el método utilizado para evaluar el control, y esto se debe tener en cuenta cuando se comparan los resultados de diferentes estudios, en general se observa que se sobreestima la tasa de control del asma.
Según estas consideraciones, un estudio llevado a cabo por Demoly comparó las tasas de control del asma en diferentes países europeos utilizando el mismo método para todos los pacientes, el cuestionario ACT, y considerando como punto de corte un valor inferior a 20 para definir que el control era incorrecto (Demoly, Eur Respir Rev 2010; 19: 150-7).
El estudio demostró que las tasas de control de la enfermedad estaban en un 50% en Francia, España y Reino Unido y en, aproximadamente, el 70% en Alemania e Italia. También se observó que a lo largo del tiempo hubo una muy ligera tendencia de mejoría en la tasa de control del asma en 2010 con respecto al año 2006.
En otros estudios realizados en Asia y Estados Unidos se observaron tasas de un control inadecuado del asma que fueron similares a las observadas en los estudios europeos (Lai, Respirology 2011; 16:688-97) e, incluso un trabajo demostró datos parecidos en América latina (Neffen, Pan American J Public Health 2005; 17: 191-7).
En resumen, la tasa de un control inadecuado del asma es alta en nuestra sociedad. A pesar de disponer de herramientas sencillas para evaluar el control de esta enfermedad y de la existencia de medicación eficaz para su control, más del 50% de los pacientes no está correctamente controlado.
La frecuencia del asma incorrectamente controlada en 2012 fue similar, o incluso se pudo considerar como ligeramente inferior, a la frecuencia comunicada hace 10 años, lo que se puede considerar como un panorama bastante desalentador.
¿De qué manera perciben los pacientes si su asma está o no bien controlada?
Un interesante estudio llevado a cabo en Australia y publicado hace algunos años (Rabe, Eur Respir J 2000) realizó 2803 entrevistas telefónicas en pacientes asmáticos.
Cuando se evaluó la tasa de control según los criterios GINA en estos pacientes, se observó que sólo el 5% de los mismos cumplía con los criterios de un asma controlada. Sin embargo, cuando se les pidió a los pacientes que definieran ellos mismos si sentían que su enfermedad estaba controlada, un 66% de los pacientes contestó que sí. Es decir, que los pacientes sobrestimaron su estatus de control.
En numerosos estudios realizados en diversas regiones (en Asia, Japón, Europa occidental, Europa central y del este y Estados Unidos) en pacientes con asma grave persistente se llegó a la conclusión de que entre un 35% y 50% de los sujetos consideraron que presentaban un buen control de la enfermedad.
Otro estudio realizado en Canadá en una cohorte de 893 pacientes con asma (Fitzgerald, Can Respir J 2006;15:253-9) encontró que mientras el 47% de los sujetos presentaba una enfermedad controlada según los criterios del Consenso Canadiense de Asma, cuando se interrogó acerca de su propia percepción el 97% consideró que tenía el asma controlada.
Estas características de la percepción por parte de los pacientes asmáticos sobre el control de su enfermedad fue señalada en una revisión publicada hace algunos años (Holgate, BMC Pulm Med 2006) en la que se analizaron 24 trabajos publicados entre 1994 y 2003 que se basaban en encuestas realizadas a pacientes asmáticos.
Se llegó a la conclusión de que frecuentemente los pacientes subestimaron y toleraron los síntomas de su enfermedad a pesar de estar mal controlados.
Por otra parte, la mayoría de los pacientes tenía un escaso conocimiento sobre el correcto uso de los fármacos, y mostraba una insuficiente adherencia a su tratamiento.
Toda esta evidencia confirma que verdaderamente hay una gran distancia entre la realidad y la percepción acerca del control del asma. Reducirla es una condición previa para tratar de alcanzar un mejor nivel del control del asma.
¿De qué manera se puede reducir esta distancia? La educación es una herramienta que no puede subestimarse
Un trabajo llevado a cabo en Canadá (Haughney, Prim Care Respir J 2004) evaluó un grupo de pacientes con asma y encontró que el 58% de los mismos estuvo satisfecho con el grado de control de la enfermedad en ese momento.
Después de realizar un trabajo de educación y concienciación sobre la base de los criterios de GINA, se observó que sólo el 33% de los sujetos encuestados consideraba que tenía un correcto control del asma.
Es importante que el paciente se sienta mejor y así será cuando su asma esté controlado de manera adecuada.
Muchos pacientes se adaptan a su situación y consideran que se encuentran bien, pero en realidad lo que han hecho es disminuir de manera importante sus actividades físicas cotidianas.
La actividad física es una de las principales causas de la aparición de los síntomas del asma, particularmente en los niños. Por lo tanto, lo primero que hacen los pacientes es limitar su actividad física para que no aparezcan los síntomas. Entre otras cosas, esto los lleva a un estilo de vida más sedentario y a desarrollar cierta tendencia a la obesidad. Por eso, una correcta evaluación del control del asma permitirá saber si el paciente está, o no, bien tratado.
Se necesita una mayor educación en los pacientes y la realización de una mejor evaluación del control del asma para reducir el desfase entre la realidad y la percepción que los pacientes tienen sobre su enfermedad.
Se necesita investigar más para poder lograr la reducción de ese desfase.