En la ciudad de Atlanta, Georgia, EE.UU. , el American College of Cardiology, desarrolló un congreso que se llevó a cabo en el mes de marzo, en el que el Dr. John Camn, profesor de la Clínica Cardiológica de la División de Ciencias Cardíacas y Vasculares de la Universidad de George en Londres, abordó el tema señalando que el manejo de la FA va cambiando periódicamente como si fuera una moda, y la mayoría de las tendencias tienen un componente farmacológico y otro no farmacológico.
La fibrilación auricular (FA) es una enfermedad cada vez más frecuente. Independiente del tipo de pacientes considerados, se espera un dramático aumento hasta 2050.
Las personas van envejeciendo y la prolongación de la vida conlleva al aumento de las enfermedades cardiovasculares. La FA se divide en varias categorías clínicas y la terminología se ha mantenido prácticamente sin cambios.
El primer episodio de FA puede ser paroxístico o persistente, la FA será permanente cuando sea aceptada por el paciente y por el médico. La FA persistente no es un proceso fisiopatológico, sino una circunstancia que ha sido permitida por el paciente y el médico.
La presentación clínica de FA permanente denota que los médicos han decidido controlar la frecuencia más que recuperar el ritmo sinusal, es decir, que los pacientes serán dejados con FA persistente por largos períodos con control del ritmo hasta que alguien decida qué hacer, esto se considera así cuando la situación lleva desde 6 meses a un año.
El manejo de la FA va cambiando periódicamente, como si fuera una moda. La mayoría de las tendencias tienen un componente farmacológico y otro no farmacológico. Es sabido que la profilaxis del tromboembolismo es verdaderamente necesaria, especialmente antes de obtener el control del ritmo es necesario analizar si se puede mejorar la evolución no sólo, a través del control del ritmo o la prevención de la tromboembolia, sino también utilizando otras intervenciones, tales como, los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina II (IECA), los bloqueadores del receptor de angiotensina AT–1 (BRAT); o los nuevos fármacos, como dronedarona.