España es líder mundial en materia de trasplantes. Gracias al llamado sistema español de donación y trasplantes y la ONT (Organización Nacional de Trasplantes), el pasado año se realizaron 3.773 trasplantes. Rafael Matesanz, doctor en Medicina y Cirugía y director de la ONT, es el creador del llamado “Modelo Español” que ha convertido a España en referente mundial en esta materia.
por Irene Casado Sánchez
El modelo de trasplantes español es conocido e imitado en todo el mundo. ¿Qué tiene de particular este modelo?
El modelo español es un modelo organizativo. Principalmente, se caracteriza por tener unos profesionales muy bien entrenados que son los coordinadores de trasplantes en todos y cada uno de los hospitales donde se puede producir un donante. Además, España cuenta con la labor de la ONT, que se dedica a formar a todo este equipo. La unión de estas personas muy bien seleccionadas y muy bien entrenadas, junto a una organización que se dedica a acordar protocolos comunes y a coordinar a los coordinadores, conforman el modelo español.
Usted ha declarado que España es pionera en trasplantes debido en parte a que el sistema de salud es público y universal. Si se iniciaran recortes en materia de sanidad como se espera, ¿podría afectar esto al buen funcionamiento del sistema de trasplantes?
Cuando llueve, llueve para todos y los trasplantes no son una burbuja. Tenemos un sistema de trasplantes muy sólido, capaz de aguantar tiempos de escasez. Pero toda la red es consciente, y la ONT los primeros, de que si empieza a haber problemas económicos en todos los niveles también los habrá para nosotros. A pesar de la solidez del sistema el riesgo existe. En otros países europeos donde la crisis se ha cebado especialmente las donaciones de órganos han descendido. En Grecia se han reducido casi a la mitad las donaciones en dos años, Portugal lleva un descenso de alrededor de un 12%, Irlanda perdió el año pasado un 36% de sus donantes. Los tres países intervenidos han tenido problemas muy serios porque la situación económica repercute en todos los sistemas sanitarios. La donación es altruista y voluntaria y eso no se discute, pero todo lo que rodea la donación requiere profesionales, medios, quirófanos… Requiere una serie de cosas que evidentemente si hay problemas pueden verse afectadas.
Recientemente apareció la noticia del éxito del primer trasplante de un órgano creado a partir de células madre, donde tras cinco meses desde la intervención el paciente está recuperado. ¿Es éste el futuro de los trasplantes?
Ese titular es un poco exagerado, primero porque no es el primer órgano creado a partir de células madre. Algo parecido se hizo en Barcelona, en colaboración con Italia y el Reino Unido. Son estructuras sintéticas sobre las que se depositan las células madre para recubrir, no se trata de un órgano creado con células madre totalmente. Segundo, no es el primero, hay experiencias con tráqueas y vejigas. Y tercero, cinco meses no significa a largo plazo. Dicho esto, las células madres son una esperanza, pero una cosa es recubrir una estructura sintética con células madre y otra es intentar fabricar totalmente el órgano con células madre. Esto es lo que están intentando en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, a partir de órganos descelularizados de cadáver y después introduciendo células madre crear un órgano por completo. Las células madre son la esperanza, pero dejemos las esperanzas en su justo término.
En la Conferencia de Consenso Nacional sobre Donación en Asistolia se ha recalcado la importancia de promover este tipo de donaciones. ¿La donación en asistolia lograría equiparar la oferta y la demanda de órganos?
No, la oferta y la demanda de órganos no se van a equiparar nunca. A medida que vamos aumentando las donaciones por todos los medios (las donaciones de vivos, la donación en asistolia…) va aumentando también la demanda. Los trasplantes son víctimas de su propio éxito, como van tan bien se indican cada vez más. En consecuencia, la demanda de casi todos los órganos va in crescendo. La donación en asistolia es un procedimiento importante, en las comunidades donde se ha introducido, en Madrid por ejemplo, representan alrededor del 25% de los donantes. El objetivo es muy claro: extrapolar esto a todo el Estado y aumentar el número de donantes en un 20 o un 25%. Supondría un gran logro pues aumentarían los órganos de buena calidad, porque los donantes en asistolia suelen ser más jóvenes que los donantes por muerte cerebral. Eso significa el buen funcionamiento del órgano.
También se ha hablado de un cambio del perfil del donante. ¿Cómo ha cambiado este perfil?
Viene cambiando de forma progresiva desde hace veinte años, pero en los últimos años esto se ha hecho mucho más brusco. Hay varios acontecimientos epidemiológicos que son muy positivos pero que inciden en ese cambio. El primero es la Ley de Seguridad Vial. Desde 2005 el número de donantes por accidente de tráfico se ha reducido a la tercera parte. El donante no tiene nada que ver con el que teníamos en los años noventa. El donante típico era el joven que va en moto sin casco, y eso ya no existe. Ahora es una persona mayor de 60, 70 y hasta 80 años que muere como consecuencia de una hemorragia cerebral. Éste es el donante estándar hoy. Una de las fortalezas del modelo español es que nos hemos sabido adaptar a estas circunstancias epidemiológicas que son mucho más difíciles que las que teníamos cuando empezamos.
¿Cómo se decide el orden de prioridad de los receptores?
A principios de año reunimos a todos los equipos de cada órgano, analizamos la actividad del pasado año y vemos si ha ido todo bien o si hay cosas que hay que mejorar. De acuerdo con eso acordamos con los equipos unas normas de distribución, que en general en los órganos vitales es la siguiente: es primordial la urgencia cero, una persona que si no encuentra un corazón o un hígado en 24 o 48 horas lo más probable es que muera. Las personas que tenían el hígado bien y de repente se ponen en situación muy grave son las que tienen prioridad nacional. Si no hay ninguna urgencia cero, la distribución va por zonas atendiendo a la cercanía del hospital donante del hospital receptor. Primero es para el hospital donde se produce la donación y dentro de sus enfermos se asigna del más grave al menos grave. Segundo se atiende a la Comunidad Autónoma de donde sea. Tercero a la zona donde pertenece su centro, y si no hay ningún receptor en España se oferta al extranjero. Lo que se pretende es que ese órgano se trasplante al más grave pero también al más cercano, porque el tiempo es muy importante. Cada órgano tiene sus matices pero en general funciona así.
El avance de la medicina es imparable… ¿Cuál es el límite con el que se ha encontrado usted en materia de trasplantes?
El límite que existe en estos momentos es el del sistema nervioso central. Nosotros podemos trasplantar todo pero los nervios no sabemos pegarlos. Ése es el motivo por el que hay parapléjicos y tetrapléjicos. El paradigma de los trasplantes sería poder trasplantar el cerebro. Pero el cerebro no se puede trasplantar por dos motivos, el primero es porque es allí donde radica la vida. Si trasplantáramos un cerebro, en realidad estaríamos trasplantando un cuerpo a un cerebro. La persona que quedaría sería la del cerebro, no la del cuerpo, el cuerpo es la mera percha. Dejando de lado este concepto filosófico, aún no sabemos cómo unir los nervios con la médula. Éste es el límite real de los trasplantes en estos momentos. Además de dos límites fundamentales de los trasplantes que son relativos, pero siguen presentes. Por un lado está la escasez de donantes, ya que no tenemos órganos para todos los receptores. Y por el otro el rechazo, que es la espada de Damocles de todos los trasplantes.
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