En el marco del 25vo. Congreso Europeo de Urología, efectuado en marzo de este año en la ciudad de Barcelona, España, el Dr. Emmanuele Jannini Profesor de Endocrinología y Sexología Médica, coordinador de la Escuela de Sexología en la Universidad de L’Aquila, Italia expone sobre el tema explicando que la eyaculación precoz (EP) es un trastorno multifacético que no debe entenderse exclusivamente en términos temporales. Los resultados provenientes de estudios observacionales sugieren que la percepción del bajo control sobre la eyaculación es un factor de importancia central, teniendo un efecto directo negativo sobre la EP en el grado de satisfacción con la relación, y sobre el malestar personal e interpersonal vinculado al problema; mientras que el tiempo transcurrido entre la penetración vaginal y la eyaculación cumple un rol menor.
La eyaculación precoz (EP) es un trastorno multifacético que no debe entenderse exclusivamente en términos temporales. Los resultados provenientes de estudios observacionales sugieren que la percepción del bajo control sobre la eyaculación es un factor de importancia central, teniendo un efecto directo negativo sobre la EP en el grado de satisfacción con la relación, y sobre el malestar personal e interpersonal vinculado al problema; mientras que el tiempo transcurrido entre la penetración vaginal y la eyaculación cumple un rol menor.
Por lo tanto, el control sobre la eyaculación es una de las variables de mayor importancia al evaluar la eficacia de los tratamientos para la EP. Afortunadamente, todas estas dimensiones están contempladas en la definición de eyaculación precoz basada en la evidencia de la International Society of Sexual Medicine.
Los datos provenientes de los resultados reportados por los pacientes y sus parejas sexuales en distintos estudios muestran una disminución de los niveles de actividad sexual y satisfacción, una peor calidad de vida y un incremento del nivel de estrés y de las dificultades interpersonales.
Con el objetivo de caracterizar la eyaculación precoz en una amplia muestra de sujetos con y sin el trastorno, Patrick, et al. llevaron a cabo un estudio en el que los sujetos y sus parejas sexuales fueron evaluados a través del Perfil de Eyaculación Precoz (PEP). El estudio, observacional, realizado en distintos centros de Estados Unidos, de 4 semanas de duración, incluyó a hombres ?18 años y a sus compañeras sexuales en relación monogámica (?6 meses). El diagnóstico de EP utilizó los criterios del DSM IV-R. Las mediciones se realizaron al inicio y cada 2 semanas hasta la finalización del estudio. El TLEI fue medido por la pareja en cada encuentro sexual.
El PEP es una recolección de datos que permite caracterizar ciertos aspectos, tales como el control sobre la eyaculación, la satisfacción con la relación sexual, el malestar relacionado con la eyaculación, y las dificultades interpersonales vinculadas con la eyaculación precoz a través de la asignación de un puntaje.
Para el control sobre la eyaculación y la satisfacción con la relación sexual el puntaje es de 0 a 4 (0=muy pobre; 4=muy bueno). Para el malestar relacionado con la eyaculación y dificultades interpersonales vinculadas con la eyaculación precoz el puntaje es de 0 a 4 (0= nada; 4=extremo). Para la severidad del trastorno, el puntaje es de 0 a 3 (0=nada; 3=severo). La información debe referirse a lo acontecido durante
el mes previo.
Del total de la población participante en el estudio, 207 sujetos fueron diagnosticados como eyaculadores precoces, mientras que 1380 fueron asignados al grupo sin EP. El TLEI promedio fue de 1.8 (rango 0-41) en los sujetos con EP y 7.3 (rango 0-53) en el grupo sin EP. Una mayor cantidad de sujetos en el grupo con EP puntuó “pobre” o “muy pobre” para control sobre la eyaculación (72% vs. 1%, p <0.0001; y para la satisfacción con la relación sexual (31% vs. 1%, p <0.0001.
En comparación con los participantes sin EP, una mayor cantidad de sujetos con EP calificaron “bastante” y “extremo” para el malestar relacionado con la eyaculación (64% vs. 4%; p <0.0001) y para las dificultades interpersonales vinculadas con la eyaculación precoz (31% vs. 1%; p <0.0001).
En un estudio observacional de 8 semanas de duración llevado a cabo por Giuliano, et al. en 5 países europeos, los sujetos y sus parejas sexuales fueron evaluados a través del PEP con el objetivo de caracterizar la eyaculación precoz.
Estos datos mostraron que no existen diferencias culturales entre Europa y Estados Unidos en hombres con y sin EP, y en sus parejas sexuales, y resaltan la importancia de la valoración del PEP, especialmente del control sobre la eyaculación para una adecuada caracterización del trastorno.
Las guías actuales de tratamiento para la EP recomiendan comenzar con un examen físico detallado a fin de identificar otras disfunciones sexuales o cuadros médicos asociados. Se deberá prestar especial atención a la presencia de uretritis o prostatitis, así como abuso de drogas, condiciones que frecuentemente se asocian con EP.
Además, será importante incluir los antecedentes sexuales a fin de determinar si el trastorno es primario o adquirido. Los pacientes con trastornos tiroideos también pueden experimentar una variedad de trastornos sexuales. Carani, et al. llevaron a cabo un estudio con el objetivo de evaluar la prevalencia de los trastornos sexuales en pacientes con hipo e hipertiroidismo y su resolución luego de la normalización de los parámetros tiroideos.
El estudio incluyó a 48 adultos de sexo masculino, 34 con hipertiroidismo y 14 con hipotiroidismo. Los sujetos fueron evaluados para eyaculación precoz, disfunción eréctil, deseo sexual hipoactivo y eyaculación retardada. Los resultados mostraron que la mitad de los sujetos con hipertiroidismo presentó EP, mientras que los pacientes con hipotiroidismo fueron más propensos a padecer eyaculación retardada. Los síntomas de la EP mejoraron después del tratamiento del cuadro tiroideo.
Respecto a la fisiopatología de la eyaculación precoz, en los últimos años han avanzado los conocimientos sobre la misma, en la cual es posible mencionar sustratos neurobiológico y causas psicógenas. Distintos estudios han identificado una serie de rasgos de la personalidad que caracterizan a estos pacientes: inseguros y ansiosos, competitivos, o jóvenes e ingenuos.
Los datos hasta aquí presentados muestran que el adecuado manejo terapéutico del paciente con EP deberá ser integral. A continuación se presenta un caso clínico que ilustra la importancia de la aproximación holística para el manejo del paciente con EP, teniendo en cuenta tanto las causas psicológicas como las fisiológicas.
Caso clínico: Paciente violinista semiprofesional que refiere EP con su esposa actual (TLEI alrededor de 30 segundos). Argumentó que esta dificultad apareció con su actual esposa, que es mucho más joven que él, y muy atractiva físicamente, y que con la esposa anterior no tuvo dificultades sexuales, estimando que en el pasado su tiempo promedio de TLEI era de 10 minutos. El paciente manifiestó que lo perturbaba, tanto la escasa duración como la sensación de absoluta falta de control de la situación.
Con estos datos, para poder tomar una decisión terapéutica adecuada también es necesario pesquisar la presencia de problemas de erección, problemas hormonales, cuadros psiquiátricos o trastornos psicológicos comórbidos. El paciente no refirió antecedentes médicos relevantes ni se encontraba recibiendo tratamiento farmacológico. En el pasado fue consumidor de cocaína. Refirió que, además de la EP, actualmente padece de insomnio y diarrea.
La evaluación psicológica mostró un claro perfil ansioso, con el que se relacionan algunos de los síntomas presentes. La investigación del perfil tiroideo evidenció un cuadro de hipertiroidismo, con un aumento por encima del rango normal de los valores de T4 libre, de T3 libre y de tiroglobulina, así como de los anticuerpos anti-peroxidasa y anti-tiroglobulina.
Con esta información clínica y de laboratorio, y teniendo en cuenta las opciones terapéuticas disponibles, se consideró que para este caso el tratamiento más adecuado era el manejo del cuadro tiroideo, benzodiazepinas y un abordaje psicoterapéutico.
El control de seguimiento mostró que el paciente normalizó su cuadro tiroideo, y logró mejorar su desempeño sexual, alcanzando el control sobre la eyaculación la mayoría de las veces.
Como conclusión, la eyaculación precoz es un trastorno en el que convergen múltiples factores etiopatológicos, y que requiere una aproximación holística para el adecuado manejo del paciente, tomando en consideración tanto las causas psicológicas como las neurobiológicas.
Los datos provenientes de diversos estudios muestran que la percepción de bajo control sobre la eyaculación es un factor de importancia central, teniendo un efecto directo negativo sobre la EP, sobre el grado de satisfacción con la relación, y sobre el malestar personal e interpersonal vinculado al problema, mientras que el TLEI cumple un rol menor.