Más de la mitad de los casos de anemia presentan déficit de hierro.
Aproximadamente, dos mil millones de personas en todo el mundo padecen anemia1, actualmente la prevalencia a nivel global se estima en 33%2. No existen programas de aplicación universal que busquen la erradicación de este problema, por lo que el descenso de este padecimiento no ha sido significativo en los últimos años3. En Chile, se implementó la harina de trigo fortificada con hierro desde 1951 como medida preventiva4, a pesar de ello, la anemia continúa siendo un problema de salud pública, pues los índices en mujeres embarazadas y niños continúan elevados, reportándose cifras de hasta 24% y 28%, respectivamente, en 20081.
La etiología de esta patología varía de acuerdo a la edad, sexo y condiciones sociodemográficas, no obstante, el déficit de hierro explica 62% del total de los casos2; en países en vías de desarrollo la principal causa de esta deficiencia es una mala nutrición, mientras que en otros países los hábitos alimenticios (dieta vegetariana o con baja ingesta de carne roja) y ciertas patologías (pérdida crónica de sangre o malabsorción) son las causas más comunes5. La obesidad y su tratamiento quirúrgico también son factores de riesgo, debido a que la mayoría de las cirugías involucran al duodeno, principal sitio de absorción del hierro6.
El déficit de hierro altera la eritropoyesis, pero además, genera un deterioro del metabolismo oxidativo y los mecanismos inmunes7. Entre las principales repercusiones a nivel clínico se encuentran los trastornos en el desarrollo físico y cognitivo de la población pediátrica, así como una elevada incidencia de partos prematuros y mortalidad materna3. El carácter inespecífico de las manifestaciones clínicas (astenia, adinamia, mareos, depresión leve, fatiga muscular) dificulta la atención oportuna de estos pacientes8.
El beneficio de tratar la deficiencia de hierro antes del desarrollo de la anemia sigue siendo incierto5, no obstante, la administración de hierro oral constituye la mejor estrategia económica y eficaz para tratar a los pacientes (Figura 1)8. La dosis diaria recomendada para adultos con deficiencia es de 100 a 200 mg de hierro elemental y para los niños es de 3 a 6 mg por kg5. La adherencia al tratamiento es una de las principales limitantes, por lo que ha surgido la necesidad de desarrollar nuevos compuestos de hierro e implementar diferentes esquemas de tratamiento. Considerando los índices de morbilidad y mortalidad asociados a esta patología, es fundamental que el médico realice un diagnóstico preciso e identifique la mejor estrategia para brindar un tratamiento eficaz9.
Referencias
- De Benoist B, McLean E, Egli I, et al. Worldwide Prevalence of Anaemia 1993-2005: WHO Global Database on Anaemia. Geneva, World Health Organization, 2008.
- Kassebaum NJ, Jasrasaria R, Naghavi M, et al. A systematic analysis of global anemia burden from 1990 to 2010. Blood. 2014 Jan 30; 123(5): 615–624.
- Bailey RL, West Jr KP and Black RE. The Epidemiology of Global Micronutrient Deficiencies. Ann Nutr Metab 2015;66(2):22-33.
- Ernst D, García-Rodríguez MJ, Carvajal JA. Recomendaciones para el diagnóstico y manejo de la anemia por déficit de hierro en la mujer embarazada. ARS Med 2017;42(1):61-67.
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- Durán P. Anemia por deficiencia de hierro: estrategias disponibles y controversias por resolver. Arch Argent Pediatr 2007;105(6):488-490.