Las descripciones gráficas en los periódicos del suicidio de un adolescente podría tener que ver con los casos de imitación, sugiere un estudio reciente.
Al observar varias docenas de “racimos” de suicidios adolescentes que ocurrieron en varias comunidades de EE. UU., los investigadores hallaron evidencia de que la cobertura de los periódicos locales podría haber contribuido en algunos casos.
En general, halló el estudio, el suicidio inicial en esos racimos generó más artículos de periódico, con detalles más explícitos, en comparación con los suicidios aislados de adolescentes.
Los expertos señalaron que los hallazgos no prueban que los artículos de los periódicos tengan la culpa. Pero el estudio, que aparece en línea el 2 de mayo en la revista The Lancet Psychiatry, amplía la evidencia de que ciertos tipos de cobertura de los medios sobre un suicidio puede a veces crear un efecto dominó.
“Ya contamos con muchos estudios, y cuantas más veces se hallan los mismos resultados, mayor es la validez”, apuntó Jill Harkavy-Friedman Ph.D., vicepresidenta de investigación de la American Foundation for Suicide Prevention, en la ciudad de Nueva York.
“Este estudio en particular es extremadamente riguroso y bien realizado”, añadió Harkavy-Friedman, que no participó en la investigación.
Nadie está afirmando que los artículos de los periódicos por sí solos llevarían a un adolescente al suicidio, comentó la investigadora líder, Madelyn Gould Ph.D., M.P.H., de la Universidad de Columbia y el Instituto Psiquiátrico del Estado de Nueva York, en la ciudad de Nueva York.
“Esto no se produce en los jóvenes sin factores de riesgo subyacentes”, dijo Gould.
Pero si los adolescentes vulnerables leen los detalles del suicidio de otro joven, podrían identificarse con esa situación y verse afectados, añadió.
Ese efecto dominó podría aumentar entre los jóvenes que usan las formas más recientes de los medios de internet, apuntaron los autores de un editorial acompañante en la revista. “Tiene sentido intuitivamente… que los medios menos regulados, más volátiles y más interactivos podrían tener un efecto incluso mayor, sobre todo debido a que los jóvenes no solo son los mayores consumidores de esas formas de medios, sino también los creadores de su contenido”, escribieron Jane Pirkis Ph.D. y Jo Robinson Ph.D., de la Universidad de Melbourne, en Australia.
Para el estudio, el equipo de Gould utilizó datos estatales sobre las muertes para hallar 48 escaladas de suicidios adolescentes en EE. UU. entre 1988 y 1996. La primera escalada fue en una comunidad donde entre tres y once adolescentes se suicidaron en un periodo de seis meses.
Entonces, los investigadores examinaron la cobertura de los periódicos locales del primer suicidio en esas escaladas, y la compararon con la cobertura de los suicidios aislados de adolescentes que ocurrieron en el mismo estado.
En general, el suicidio inicial en una escalada acaparó más atención de los periódicos en comparación con los suicidios aislados: durante siete artículos en promedio, en comparación con cinco, halló el estudio. Y era más probable que esos artículos aparecieran en la primera página, con fotografías, y que contuvieran detalles gráficos sobre el método del suicidio.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., cada año unos 4,600 jóvenes de 10 a 24 años mueren por suicidio en Estados Unidos. Muchos más (unos 157,000 al año) terminan en la sala de emergencias debido a lesiones que se hicieron ellos mismos.
Pero hasta ahora, se ha sabido poco sobre los factores que podrían fomentar las escaladas de suicidios adolescentes, señaló Gould.
“Aunque todos sabemos de las escaladas que han traumatizado a los pueblos, no comprendemos qué las desencadena”, apuntó.
Afirmó que la buena noticia es que la cobertura mediática de los suicidios es algo que puede cambiarse. Y ya se están realizando esfuerzos.
La Foundation for Suicide Prevention y otros grupos, entre ellos organizaciones de medios, colaboraron para realizar recomendaciones para los periodistas sobre cómo reportar el suicidio de forma responsable. Las directrices, disponibles en línea, desaconsejan los titulares y el lenguaje “sensacionalistas”, y las descripciones del método de suicidio. También animan a los reporteros a entrevistar a expertos en prevención del suicidio, en lugar de utilizar las citas de la policía o de los primeros respondientes.
Harkavy-Friedman apuntó que las recomendaciones han tenido un “impacto muy positivo” sobre la forma en que los medios cubren el suicidio.
Y Gould afirmó que es importante que todos, no solo los periodistas, sepan que la forma en que se habla del suicidio importa.
Harkavy-Friedman se mostró de acuerdo. “La forma en que hablamos sobre la salud mental, en general, hace una diferencia para la persona que está del otro lado”, enfatizó. Añadió que los problemas psiquiátricos deben ser reconocidos, y discutidos de forma sensible, no pasados por alto como algo vergonzoso.
Actualizado: viernes 31 de julio de 2015 (HealthDay News).
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