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ACOG 2006: Síndrome Premenstrual
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ACOG 2006: Síndrome Premenstrual

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05 Junio

El requisito para el diagnóstico del síndrome premenstrual (SPM) es un período sin síntomas durante la fase folicular del ciclo. Sobre la epidemiología, etiología y diagnóstico diserto el Dr. Daniel R. Mishell Jr., Profesor y Jefe del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Escuela de Medicina de la Universidad de California. Los Ángeles, California, Estados Unidos en el Congreso Americano del Colegio de Obstetras y Ginecólogos realizado en Washington, Estados Unidos en el mes de mayo de 2006.

El síndrome premenstrual (SPM) es una entidad caracterizada por un conjunto de disturbios somáticos, afectivos y de la conducta, que recurren en forma cíclica durante la fase lútea del ciclo menstrual. Los aspectos clínicos son diversos, con una rápida resolución en el momento del comienzo de la menstruación o poco después.

Los síntomas, que en general aparecen entre los 7 y 10 días antes del comienzo de la menstruación, incluyen hipersensibilidad mamaria, distensión abdominal, edema de miembros inferiores, fatiga, cambios de estado de ánimo y depresión. Muchas pacientes refieren cefaleas, aumento de la sed y/o apetito y necesidad imperiosa de alimentos dulces y salados.

Casi todas las mujeres manifiestan tener síntomas premenstruales. No obstante, menos del 50% de las que menstrúa concurre al médico por esa causa y sólo el 5% tiene síntomas severos que obligan a la consulta médica.

La Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA [American Psychiatric Association]) lo denomina desorden disfórico premenstrual (DDPM) o desorden de la fase lútea (DFL), que se caracteriza por ser una entidad con sintomatología somática y afectiva (trastornos anímicos) que produce disfunción o incapacidad significativa. El término “síndrome premenstrual” (SPM) describe un conjunto de disturbios somáticos, cognitivos y de la conducta, que aparecen durante la fase lútea y se resuelven rápidamente al acercarse el comienzo de la menstruación. Es importante diferenciarlo de las depresiones o las ansiedades crónicas.

Para definirlo, existen tres criterios principales:

• Los síntomas deben presentarse durante la fase premenstrual, deben resolverse dentro de los dos primeros días del comienzo menstrual y deben tener un período de regresión durante la fase folicular.

• Estos síntomas deben ser documentados en varios ciclos menstruales y no deben ser causados por ningún otro desorden orgánico o psicológico.

• Los síntomas deben ser recurrentes y suficientemente severos de modo que impacten en las relaciones sociales y ocupacionales.

Cambios físicos

• Aumento de peso.

• Edematización.

• Mastalgia.

• Alteraciones dermatológicas, como acné, seborrea, aftas.

• Mareos.

• Sofocos.

• Palpitaciones.

• Cefaleas.

• Algias generalizadas.

Problemas de concentración

• Insomnio.

• Olvidos.

• Confusión.

• Disminución de la atención.

• Dificultad de concentración.

• Falta de coordinación.

Cambios de comportamiento

• Disminución del rendimiento escolar o laboral.

• Aislamiento.

• Pérdida de confianza.

• Ingestión excesiva de alcohol o medicamentos.

• Bulimia/anorexia.

Cambios anímicos

• Llanto fácil.

• Depresión.

• Ansiedad.

• Impaciencia.

• Irritabilidad.

• Agresividad.

• Tensión.

Desorden disfórico premenstrual

El desorden disfórico premenstrual (DDPM) constituye la forma más severa del SPM.

Los criterios para su diagnóstico son:

1) Los síntomas deben aparecer durante la semana anterior a la menstruación y remitir unos días después de su aparición. Deben presentarse cinco de los siguientes síntomas:

• Depresión acentuada, desesperanza o pensamiento de autodesprecio.

• Ansiedad, tensión, sensación de agitación o impaciencia.

• Labilidad afectiva acentuada.

• Ira o irritabilidad persistente y acentuada o incremento de los conflictos interpersonales.

• Disminución del interés por las actividades habituales.

• Dificultades para concentrarse y prestar atención. Disminución de la capacidad de trabajo intelectual.

• Fatiga, letargo, marcada pérdida de energía.

• Cambios en el apetito, bulimia o anorexia.

• Hipersomnia o insomnio.

• Sensación subjetiva de encontrarse abrumada o fuera de control.

• Otros síntomas físicos, como cefalea, aumento de peso, hipersensibilidad o tensión mamaria, dolor muscular y articular, sensación de distensión.

2) Los síntomas deben interferir en el trabajo, la escuela, las actividades habituales o las relaciones.

3) Los síntomas no deben ser sólo una exacerbación de otro trastorno.

El costo económico que tienen estos cuadros, sobre todo en las sociedades desarrolladas, es de alto impacto:

• Las empresas pierden más de 100 millones de dólares anuales sólo en Estados Unidos.

• Las investigaciones han demostrado que la mitad de los accidentes ocurridos a las mujeres en el hogar, en su trabajo o en su automóvil se produce durante la semana premenstrual.

• Es causa de internación en muchas mujeres por intento de suicidio.

• Gran Bretaña acepta el SPM como factor atenuante en la justicia criminal y, en Francia, se lo utiliza para alegar demencia temporaria.

La etiopatogenia de este cuadro continúa siendo un misterio, pero existe una serie de orientaciones dadas por los conocimientos farmacológicos de los neurotransmisores cerebrales que abre una serie de probables factores desenca- denantes del cuadro y, al mismo tiempo, nuevas opciones terapéuticas.

Son numerosas las teorías propuestas hasta el momento:

• Insuficiencia de progesterona.

• Deficiencia de vitamina B6.

• Exceso de prolactina.

• Alteraciones de las hormonas reguladoras del metabolismo hidrosalino (sistema–renina–angiotensina).

• Factores psicosomáticos.

• Supresión de la secreción de opioides endógenos.

• Disfunción de serotonina. En las mujeres normales, el nivel de secreción de aldosterona aumenta durante la fase lútea. Este incremento se elimina cuando se suprime la ovulación y, en este caso, el anticonceptivo oral que contiene espironolactona (por bloquear el sistema renina–angiotensina–aldosterona) puede ser una opción válida.

Los sistemas serotoninérgicos centrales son importantes para la regulación de diversas funciones fisiológicas esenciales, como el apetito, la actividad locomotora, la termorregulación y el estado emocional. Los estrógenos inducen un patrón diurno del ritmo de la serotonina y aumentan la densidad de los receptores y transportadores de la serotonina, mientras que la progesterona aumenta el índice de recambio de la serotonina.

La reducción de la actividad serotoninérgica en pacientes con SPM durante la semana previa a la menstruación puede inferirse en la reducción de la captación de serotonina por las plaquetas y el nivel de serotonina en sangre periférica. Los suplementos nutricionales han sido utilizados como tratamiento en el SPM. Su uso se basa en el hecho de que las pacientes con SPM tienen un consumo aumentado de hidratos de carbono, sal y lácteos, y una menor ingesta de vitaminas y minerales que el resto de las mujeres. La vitamina B6 es una coenzima que interviene en la síntesis de dopamina y serotonina, aminas biógenas del SNC que afectan al comportamiento y el humor.

Conclusiones:

En síntesis, si bien existen muchas teorías del mecanismo del SPM, la causa exacta sigue sin conocerse. Es muy probable que sea multifactorial, involucre a los esteroides gonadales en su interacción con los sistemas neurotransmisores, neuroendócrinos y circadiano que influyen en el estado de ánimo, la conducta y la función cognitiva.

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