Se trata de un tema de actualidad, ya que muchos pacientes en la consulta oftalmológica y en tratamiento con medicamento antiglaucoma refieren algún tipo de molestia en la superficie ocular.
El papel del ingrediente activo de algunos fármacos antiglaucoma en la génesis de la enfermedad de superficie ocular ha sido muy controversial; incluso, se ha comentado que algunos betabloqueadores podrían ejercer un efecto antiinflamatorio y protector contra el cloruro de benzalconio (BAK), debido a que éstos no activan el sistema de complemento. No obstante, varios estudios han demostrado que, independientemente del ingrediente activo, un alto porcentaje de pacientes con glaucoma presenta OSD.
Con el ingrediente activo se han relacionado algunos efectos secundarios adversos; los análogos se han asociado a la disfunción de las glándulas de Meibomio, con disminución del espesor corneal central y hasta con atrofia de la grasa periorbitaria como resultado de su papel en la afección de la matriz extracelular al activar la función de las metaloproteinasas.
Como puntos en contra, el cloruro de benzalconio provoca cambios histológicos profundos en la superficie corneal; se han documentado aumento de los fibroblastos en la sustancia subepitelial, disminución de las células epiteliales y caliciformes, cicatrización conjuntival severa, opacidades corneales y cambios anatómicos profundos similares a pénfigo ocular.
En la farmacocinética del BAK se ha demostrado que una sola gota del fármaco puede generar efectos hasta el 7° día después de la instilación, encontrándose altas concentraciones del mismo en epitelio corneal y conjuntival.
Para evitar la enfermedad de superficie ocular en el paciente con glaucoma, es ideal emplear fármacos antiglaucoma y agregar lágrimas artificiales sin conservantes en los pacientes con tratamientos prolongados, así como evaluar y documentar el estado de la superficie ocular de manera regular a fin de prevenir la severidad de los efectos adversos.
