Hasta 75% de las consultas de primer contacto se relacionan con el dolor.
Hasta 75% de los pacientes que acuden a consulta en el primer nivel de atención de la salud refieren dolor, considerándose el principal síntoma por el cual se busca asistencia médica. De acuerdo a la definición de la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), el dolor es una “experiencia emocional y sensorial desagradable que se relaciona con un daño tisular real o potencial”. La sensación del dolor consta de un sistema neuronal eferente (nocioceptores) y una vía aferente; la nociocepción puede estar influida por otros factores (psicológicos, edad, sexo) y manifestarse a través de diversos procesos fisiológicos (cardiovasculares, endocrinos, metabólicos). A pesar de ser un síntoma tan común, el carácter multifactorial y subjetivo de esta afección dificultan su evaluación y tratamiento.
Existen diversas maneras de clasificar al dolor: según el tiempo de evolución, se divide en agudo y crónico, siendo el primero común en el periodo postoperatorio o en patologías de origen traumático. Por otro lado, el dolor crónico es característico de enfermedades degenerativas como el cáncer. De acuerdo a su patogenia, se divide en neuropático, psicógeno y nocioceptivo, a su vez este último se divide en somático y visceral, dependiendo de su origen. Para tratar el dolor no sólo es preciso conocer la etiología del mismo, sino también identificar su intensidad a través de la cuantificación mediante la escala verbal numérica o la escala visual analógica.
Los grandes avances respecto al estudio de los mecanismos de producción del dolor han favorecido la implementación de mejores tratamientos, principalmente a nivel farmacológico, por lo que actualmente se encuentran disponibles múltiples medicamentos para controlar el dolor. La OMS sugiere una escala analgésica (Tabla 1) con la cual se puede obtener un adecuado manejo hasta en 80% de los pacientes, sin embargo, es importante considerar el desarrollo de un plan individual, a fin de brindar la estrategia más eficaz y con la menor tasa de efectos adversos.
Referencias
- Blanco-Tarrío E. Tratamiento del dolor agudo. Semergen 2010;36(7):392-398.
- García-Herrero MA, González-Alguacil E, Antúnez-Segura AL. Manejo del dolor en atención primaria. En: AEPap (ed.). Curso de Actualización Pediatría 2017. Madrid: Lúa Ediciones 3.0; 2017. p. 385-96.
